¡Esta niña! Qué manía tiene, en cuanto viene del colegio, de empezar a buscarme por toda la casa. ¡Ni siquiera debajo de la cama –aquí, con las pelusas– puede estar uno tranquilo! Qué alguien la explique que un gato como yo no juega al escondite con enanos. ¿Qué estrés! (luego dirán que dejo la casa llena de pelos..., como para no caérseme)
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