jueves, 29 de abril de 2010

En este barrio faltan gatas...

Toda la mañana solo en casa... A ver si encuentro plan...


¡Mierda!
¡Me han pillado! Adios a la fiestecita que iba a montar.

miércoles, 28 de abril de 2010

Zafarrancho en el baño

Y yo aquí esperando, ¡ni que estuviese en una discoteca!
¡Qué me meo! ¡Qué me meo! ¡Qué me meo! ¡Qué me meo! (piensa en otra cosa, Chulo, piensa en otra cosa...).

martes, 27 de abril de 2010

Dormir

El humano Randy Gardner pasó 264 horas sin dormir para batir un récord Guiness bajo control científico. A los pocos días mostró pérdida de concentración y memoria; al cuarto día empezaron las alucinaciones, a los 11 días no podía completar algunas tareas mentales básicas, aunque a ratos parecía estar perfectamente normal.

Descuidad, que yo nunca tendré ninguno de esos síntomas.

Mi primo, el gato de Shrek

¡Miau!
Hay que ver a mi primito, que cada día se parece más al gato de Shrek.
Mirad el último vídeo que me ha mandado.


La poda

Mis nuevas mascotas, es decir mis cuidadores, son muy dejados y no se dan cuenta de que se les va a pasar la época y aún no han podado sus plantas. Menos mal que aquí estoy yo para arrancar de cuajo todas esas ramas que me molestan sobre mis lindas orejas cada vez que me tumbo a descansar sobre el sofá.
Lo peor de todo es que no han querido mostrarme sus agradecimientos por mi trabajo de toda la mañana. ¡¡¡Humanos!!!!



lunes, 26 de abril de 2010

¡Por fin es lunes!

Solo en casa. Lo tengo todo para mi. Hasta la tarde que vuelvan, puedo hacer lo que yo quiera, cualquier cosa que se me pase por la cabeza... ¡Voy a dormir!

domingo, 25 de abril de 2010

¡Maldito domingo!

¡Qué ganas tengo de que llegue el lunes y se larguen todos al colegio y a trabajar!
Mirad la que me ha liado la capulla de la niña. ¿Acaso se cree que lo que yo como son CornFlakes de Kellogs?
La próxima que me haga le pongo yo las verduras en el mismo biberón que la leche...
¿Quién se creerá que es para volcarme mi comedero de pienso en el del agua?

¡Uf! ¡Qué ganas de bufar!


Menos mal, que al final todo se solucionó. Tuve que restregarme un buen rato por los pantalones de una de mis mascotas para que se diese cuenta. En el fondo... hago con ellos lo que quiero. Miau.

Acompañado en casa

¿Dónde está Chulo?, ¿Dónde está Chulo?...
(¡Joer, qué pesaos!)


No entiendo por qué no paran de buscarme. ¿es que no saben que en el decálogo del buen gato, la séptima ley dice "Un minuto antes de que tus dueños se vayan a dormir, escóndete y no respondas bajo ningún concepto".
Pues eso.

¡Ainsss!, ¡qué poca intimidad me queda! (...y lo palurdos que son!).

sábado, 24 de abril de 2010

La comida más importante del día

¡¡¡No me lo puedo creer!!!
¿Pero a qué hora se levanta esta gente los sábados?
¿Es este el desayuno que pretenden que me meta para el cuerpo? ¿Y mis finas lonchas de buey al horno?
(¡Esto ni en la guerra! Me veo escondiendo el pienso debajo del sofá para tener reservas).

¡Qué hambreeeeeeee!
Miauuuu!!! (a ver si los despierto)

¡Maldito sábado!

¿Por qué no se irán a pasar el sábado al campo?
La vida de un gato no es sencilla y yo necesito dormir.
Dormir... al menos veintiuna horas al día.


Alguien debería enseñar modales a esta niña, y explicarle que si un gato tiene los ojos cerrados es porque está descansando ¿Acaso me meto yo en su cuna cuando duerme la siesta? Si yo fuese su padre... ¡la metía en un internado!

viernes, 23 de abril de 2010

Huída

Todas las mañanas se va a trabajar a las siete de la mañana. Él no lo sabe pero ya le tengo pillados todos sus horarios y rutinas. El día que menos se lo espere salgo maullando entre sus piernas y antes de que vea mis pelos en sus pantalones yo ya estaré llamando al ascensor.

Aunque la verdad es que cuando la niña se va al colegio, los padres a trabajar y me dejan solo en casa... aquí no se vive tan mal.



Mañana me encargo yo de despertar a todos, para que se larguen cuanto antes:


jueves, 22 de abril de 2010

La pequeña de la casa

¡Esta niña! Qué manía tiene, en cuanto viene del colegio, de empezar a buscarme por toda la casa.
¡Ni siquiera debajo de la cama –aquí, con las pelusas– puede estar uno tranquilo!
Qué alguien la explique que un gato como yo no juega al escondite con enanos.
¿Qué estrés! (luego dirán que dejo la casa llena de pelos..., como para no caérseme)

Aire

Echo de menos mi mansión en la que poder pasear por la barandilla de la terraza y meterme en casa de la vecina a robar pinzas de la ropa. Aquí me tengo que conformar con mirar por la ventana el ratito en que ventilan la casa por las mañanas. No hay color.



Mirad como se quedó un coleguita mío cuando se enteró del cambio tan brusco que acaba de dar mi vida:


Trampas

En mi nueva casa no paran de quejarse porque siempre ando escondido bajo la cama, agazapado bajo el sofá, acomodado en los armarios y arrinconado tras las puertas. ¡Como si yo no les escuchase!
El caso es que anoche me animé a darles un voto de confianza mientras preparaban la cena, así que para estar junto a ellos (y egoístamente, para beber agua a lenguetazos del grifo de la cocina) salté hasta la encimera y... ¡maldita la hora en que decidí relacionarme! Qué en vez de lenguetazos al chorro del agua acabé dándoselos a mi chamuscada almohadilla de la pata delantera derecha.
Así no hay quien ronroneé.

miércoles, 21 de abril de 2010

Un lugar donde dormir

La casa de mis nuevos empleados domésticos es muy extraña y no encuentro por ningún lugar mi cesto para dormir. Además, con eso de que son tres y cada uno se levanta y se acuesta a una hora distinta no hay quien controle sus horarios.
Por el momento, y hasta que domine la situación, dormiré en un lugar en el que nadie me pise.

martes, 20 de abril de 2010

Mi nombre es Chulo

Así es. Me llamo Chulo, y hasta ayer yo era un gato la mar de feliz.
Tenía todo lo que un gato pudiera imaginar. Mi simpática empleada doméstica, y dueña, a la tengo comiendo de la palma de mi mano y consigo que, día si día también, me de todos los mimitos del mundo. Mi ático y su impresionante terraza por la que pasear mi elegante pelaje ante todas las gatitas del vecindario. Y, sobre todo, una bendita rutina en la que yo, y solo yo, controlaba todo lo que ocurría a lo largo de cada día de mi gatuna vida.

Feliz hasta el día de ayer, en que mi dueña, por motivos laborales, ha tenido que dejarme en casa de unos amigos suyos, alejándome de todo lo que más me gusta durante dos laaaargas semanas. Por eso, hoy empiezo a escribir este diario con mis sufrimientos en esta cuenta atrás que terminará cuando llegue el momento de mi ansiado reencuentro y pueda volver a ser... el rey de la casa.